Fue actriz y perteneció a la alta sociedad francesa de
principios de siglo pero una vez abandonó París con la llegada de la guerra mundial
y nunca más regresó.
Siguió su vida en el sur de Francia pero continuó pagando el apartamento
en el que se alojaba en la capital hasta el día de su fallecimiento.
Murió, al parecer, sin herederos, dejando, entre otras pertenencias, un apartamento en el que nadie había entrado desde hacía 70 años. Intacto, tal cual lo dejó Madame de Florian cuando escapó de los alemanes en 1942.
Entre los muchos recuerdos yacía aún colgado en la pared de la sala de estar un retrato de ella pintado por Giovanni Boldini, un gran maestro pintor de la época. La historia a cobrado mucho más interés cuando el estado ha empezado a subastar esta magnífica colección y dicha pintura,por poner un ejemplo, hizo sonar el martillazo de remate a la cantidad de 1,7 millones de euros.
(Fotografías vía ariellemag y lesobservateurs)
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