martes, 4 de marzo de 2014

RARA AVIS


Con martillos y clavos; todo una proeza con las que Richard Greaves levantó estas casas destartaladas usando materiales desechados así como cuerda y cable para atar las diferentes piezas.

No son tan precarias como parecen, siguen en pié después de cuatro años de aguantar las inclemencias temporales del clima canadiense.



Siempre que sea posible, Graves evita el uso de los clavos y los tornillos. El trabaja de forma rápida e impulsiva, coge lo que encuentra y lo que está por la mano, desde una típica ventana o persiana de una granja abandonada del Québec, pasando por herramientas agrícolas rotas hasta troncos de árboles. De esta manera sus edificios reflejan el entorno que los rodea.





(Fotografías de Mario del Curto vía World of Interiors)

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