Las ciudades crecen a gran velocidad y el urbanismo ha hecho
estragos en muchas de ellas. Se pronostica que en 2050 el 70% de la población mundial
vivirá en centros urbanos y es justo ahora que el concepto de ciudad
inteligente (smart city) cobra fuerza para apaliar los efectos negativos de la
economía, la política y especialmente el medio ambiente.
El arquitecto José Luis Fernández del Amo (1914-1995) fue un
arquitecto visionario que a mediados del siglo XX, cuando aun no existía el
concepto de ciudades inteligentes, empezó a hablar de la necesidad de armonizar
la arquitectura con la naturaleza, de la importancia de los espacios públicos,
del uso de materiales y mano de obra local…en definitiva, de un planteamiento
urbanístico sensible con el ser humano. Así nació VEGAVIANA.
Por primera vez el urbanista fija su atención en la vegetación
salvaje de Extremadura y se plantea edificar un pueblo que circundase esa
vegetación; se trataba de un urbanismo descentralizado, formado por casas
orientadas a la naturaleza. Ya no existen proyectos como ese, en la que además
de las viviendas el pueblo constaba de una iglesia con casa rectoral, una
escuela con siete aulas y casas para los maestros, seis artesanías y siete
comercios, clínica y vivienda para el médico, casa social con sala de cine,
edificio de administración con juzgado, correos y casa para el funcionariado,
bar y posada, casa de la hermandad con posada y porches para la maquinaria.
Fernández del Amo influyó a más de una generación de arquitectos
a la hora de proyectar honestidad arquitectónica con pocos recursos pero
adaptada al medio y a las posibilidades técnicas del momento. ¿Qué menos para
una obra considerada una de las diez mejores construcciones españolas del siglo
XX?
(Fotografías vegaviana.com y elpais.com)
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